El proyecto
La ejecución del proyecto incluyó el desarrollo de talleres, seminarios, clases de música y prédicas. Esto ayudó no solamente a consolidar la alabanza sino también a expandirse más allá del templo. Santiago Vasquez, Silvia Cruz Vasquez, y Pastora Leah Switzer Gallardo hicieron equipo para desarrollar el proyecto denominado “Semillas de Adoración.” Pero para que esto pudiera ser posible, Santiago dijo, “trabajamos con nuestros músicos y adoradores en general, capacitándoles en el área musical y reforzando el contenido teológico.”
Fueron diversas las actividades que se planificaron y ejecutaron dentro de este proyecto. Haciendo un recuento, tenemos, por ejemplo, varios seminarios infantiles de canto con la participación de algunos padres de familia, algunas clases de solfeo rítmico y canto para los más pequeños, sesiones de implementación de Bingo Musical 101-102, y seminarios de canto para adultos.
Parte de la estrategia del proyecto que se ejecutó gracias a la guía y el apoyo del 91 fue involucrarse con la Escuela Preescolar que funciona en el edificio de Van Nuys United Methodist Church. Los niños de esta escuela recibieron clases gratuitas durante el año, permitiendo, no solamente que tuvieran una estimulación temprana con instrumentos de percusión, sino también que entonaran canciones de adoración.
El otro grupo que respondió fue el de la comunidad, que no necesariamente estaba conectada con la iglesia local. Varias personas se acercaron a recibir clases o talleres de instrumentos y un seminario de canto para niños. “Eran personas que no tenían nada que ver con la iglesia ni con la escuela, pero llegaron con nosotros y les pudimos proveer las clases,” informó Santiago.
La diversidad étnica y lingüística
Cuando se hizo la convocatoria para las clases, llegaron niños que no hablaban español, aunque algunos de ellos o ellas tenía un trasfondo latino. Y otros niños de diversos grupos étnicos que definitivamente no entendían una sola palabra en español. Sin embargo, con el paso de los días, ellos y ellas empezaron a hablar palabras en esta lengua. Y lo hicieron, porque se esforzaron por aprender las partes en español de las canciones. “Porque nosotros usamos los himnarios que nos dio el Calvin Institute en el primer encuentro – un himnario bilingüe. Pero también fue lindo escuchar a niños de familias hispanas que no hablan español, cantar con tanta fuerza,” añadió Santiago.
Los líderes de la Iglesia
Por su parte, los líderes de la iglesia se dieron cuenta que gracias a la educación musical pueden alcanzar a sus propias comunidades, ya que las clases de música son un excelente medio para involucrarse con las personas. Éstas permiten que los alumnos desarrollen sus dones y habilidades, en tanto descubren o fortalecen su relación con Dios. Pero no sólo fue eso, porque después de las clases, los estudiantes, así como los padres e instructores, compartían un refrigerio. “Esa convivencia creó lazos de confianza que facilitaron el desarrollo de las clases y permitieron que muchos de los beneficiarios se integraran a otras actividades de la iglesia,” dijeron los organizadores.
Respecto a la expresión de adoración local en la iglesia, los integrantes del grupo, aparte de recibir todas las clases, talleres, y capacitaciones, ahora cuentan con instrumentos que han enriquecido su expresión musical. “Agregamos instrumentos latinoamericanos, como el charango y dos cajones peruanos, y los combinamos con instrumentos europeos como el chelo y la mandolina, a fin de tener una alabanza más vibrante, exuberante, y solemne. Porque queremos mostrar a las personas nuestra hospitalidad, que se sientan en casa y se conecten con sus raíces gracias a estos instrumentos,” puntualizó Santiago.
Por otro lado, el poder compartir tiempo, más allá de los servicios de la iglesia ya establecidos, ha permitido fortalecer las relaciones entre los hermanos y las hermanas que congregan en Van Nuys United Methodist Church. También conocer más detalles de las vidas de los congregantes, de sus actividades diarias y vidas personales, que antes no se daba, a pesar de tener algún tiempo conociéndose y conviviendo como hermanos en Cristo. Respecto al liderazgo, aprendieron a asumir y delegar responsabilidades de una manera más integral. “Además, hemos aprendido que el tener preparación teológica previa para cada sermón, permite que este pueda ser bastante profundo sin necesidad de ser extenso,” remarcaron los líderes del proyecto.
“Semillas de Adoración” permitió que los miembros de la congregación se dieran cuenta de la importancia del acercamiento a la escuela preescolar y de la bendición que pueden ser para la niñez. Esta es una deuda pendiente, que los líderes esperan compensar, ofreciendo más servicios comunitarios a este centro de estudios.
El proyecto creó bastante entusiasmo en medio de la congregación hispana y más allá. Porque el diseñar y colocar “banners” frente a la fachada del edificio, que anunciaban las nuevas actividades musicales y los servicios bilingües, motivó al liderazgo, para que se renovara el letrero oficial de la iglesia.
El proceso no ha sido fácil, pero los resultados fueron de mucha bendición tanto para quienes organizaron, como para las personas que se beneficiaron. Aprendieron a escuchar todas las voces, a atender las necesidades y a estar dispuestos a hacer los cambios necesarios a fin de permitir la participación de la mayor cantidad de personas posible.
Testimonio
Como parte de la estrategia publicitaria del proyecto, el equipo de Van Nuys United Methodist Church, había colocado unos anuncios en redes sociales con el propósito de alcanzar a algunas otras personas de la comunidad, aunque no tenían mucha expectativa en cuanto a la respuesta que les daría el publicitar las clases de música por este medio digital. Pero grande fue la sorpresa del equipo, cuando llegó Reyna Orellana con su niña Marcela. Aunque viven en el área, fue la hermana de Reyna que vive en el otro lado del condado quien vio el anuncio de las clases gratuitas de música y le dijo a Reyna que fuera a la iglesia. “Esa historia para mí es bastante bonita, porque estamos hablando de una familia que no se congrega en ningún lugar, y que sabiendo que era una iglesia, vinieron hasta acá,” dijo Santiago.
Por su parte, Reyna expresó su satisfacción y alegría por haber encontrado un lugar donde su niña pueda tomar clases de música. “Me siento muy feliz, muy contenta de venir aquí donde proveen clases, porque a mi hija le fascina todo lo que es arte e instrumentos. Mientras podamos, aquí vamos a estar. Estoy muy agradecida por todo el apoyo,” dijo Reyna.
En conclusión, el proyecto "Semillas de Adoración" es un ejemplo brillante de cómo la música y la fe pueden unir a las personas, trascendiendo las barreras étnicas y generacionales. El éxito del proyecto es un testimonio del poder de la comunidad, la importancia de la adoración inclusiva y el impacto transformador de la educación musical. A medida que la Van Nuys United Methodist Church continúa construyendo sobre esta base, el futuro parece prometedor para una mayor participación comunitaria y un mayor crecimiento espiritual.
“Seeds of 91” Project Unites Ethnic and Generational Groups Through Musical Education
The "Seeds of 91" project, initiated by Van Nuys United Methodist Church, has successfully brought together people from diverse ethnic and generational backgrounds. Thanks to the thoughtful strategies implemented by the congregation, they were able to teach and worship as one body, creating a powerful and deeply meaningful experience for everyone involved.
The Project
The execution of the project included a variety of activities, such as workshops, seminars, music classes, and sermons. This comprehensive approach not only strengthened worship within the church but also extended its reach beyond the church building. Santiago Vasquez, who, along with Silvia Cruz Vasquez and Pastor Leah Switzer Gallardo, formed the “Seeds of 91” development team, stated, "We worked with our musicians and worshippers in general, training them in music and reinforcing its theological content."
A wide range of activities were planned and executed as part of this project. For example, there were children's singing seminars that included parent participation, rhythmic music theory and singing classes for young children, musical bingo 101-102 sessions, and adult singing seminars. These activities were designed to engage different age groups and skill levels, fostering a sense of community and shared purpose.
A key part of the project's strategy, guided and supported by the 91, involved engaging with the preschool that operates inside the Van Nuys United Methodist Church building. The preschool-aged children received free classes throughout the year through “Seeds of 91.” These classes allowed the children to experience early percussion instrument stimulation and worship singing, which are essential for their musical and spiritual development.
Another sector that responded positively was the local community. Several people from the neighborhood took instrument classes and local kids participated in the children's singing seminars. Santiago reported, "These were people who had no prior connection to the church or school, but we were able to provide them with educational opportunities."
Ethnic Diversity
When the classes were announced, children who did not speak Spanish attended. Some of these children had Latino backgrounds, while others were from various ethnic groups and did not understand a word of Spanish. However, over time, they began learning and singing parts of the songs in Spanish. Santiago added, "We used bilingual hymnals provided by the Calvin Institute during our first gathering. It was heartwarming to hear Latino children who do not speak Spanish sing with such enthusiasm."
Church Leaders
Church leaders realized through this project that they could reach their own community through musical education and that music classes are an excellent way to engage people and help students develop their gifts and abilities while strengthening and re-discovering their relationship with God. After classes, students, parents, and instructors shared refreshments. The organizers said, "These social moments foster trust that, in turn, facilitated course development and led many of our participants toward other activities in the church."
Furthermore, being able to spend time with folks beyond established church services has strengthened the relationships between brothers and sisters who attend Van Nuys United Methodist Church. Regarding “Seeds of 91” leadership, they have learned to assume and delegate responsibilities in a much more integral and comprehensive fashion. The project leaders noted, "We have also learned that preparing theologically for each sermon allows for deep yet concise messages."
Community Impact
“Seeds of 91” helped the congregation understand the importance of engaging with the preschool and the blessing they can be to the children there. Church leaders now aim to offer more community services to this educational center in the coming years. This newfound commitment to community service reflects the church's dedication to fostering a nurturing and supportive environment for the youngest members of the community.
In addition to the courses, workshops, and training sessions offered, the church has also acquired several instruments that have enriched its musical and cultural expression. Santiago emphasized, "We have added Latin American instruments like the charango (a very small, mandolin-like guitar) and two Peruvian cajones (a box-shaped percussion instrument). These, combined with European instruments like the cello and mandolin, create a more vibrant, exuberant and also solemn worship experiences. We want people to feel our hospitality, for them to feel at home and connected to their roots through these instruments."
The project generated significant enthusiasm within and beyond the Hispanic congregation. Designing and placing banners in front of the church building to announce new musical activities and bilingual services inspired the leadership to renew the church's official sign. This act of renewal symbolizes the church's ongoing commitment to welcoming and serving a diverse community.
Although the process was challenging, the results were very rewarding for both organizers and participants. They learned to listen to all voices, address multiple needs, and be willing to make necessary changes to include as many people as possible in worshipful activity. This inclusive approach has not only strengthened the church community but has also opened doors for greater outreach and engagement with the broader community.
Testimony
As part of the project's advertising strategy, Van Nuys United Methodist Church posted ads on social media to reach more people in the community. Although they did not expect much response, they were pleasantly surprised when Reyna Orellana and her daughter Marcela attended. Reyna's sister, who lives across the county, saw the ad for free music classes and encouraged her to visit the church. Santiago said, "That story is beautiful to me because it shows how a family with no church affiliation decided to come."
Reyna expressed her happiness and gratitude for finding a place where her daughter could receive musical education. She said, “I feel joyous, very happy to have found my way here, where classes are offered, because my daughter is fascinated with anything related to art and instruments. As long as we can make it work, we will be attending here. I am very grateful for the support.”
In conclusion, the "Seeds of 91" project stands as a shining example of how music and faith can bring people together, transcending ethnic and generational boundaries. The project's success is a testament to the power of community, the importance of inclusive worship, and the transformative impact of musical education. As Van Nuys United Methodist Church continues to build on this foundation, the future looks bright for further community engagement and spiritual growth.