A este segundo y último encuentro, llegaron representantes de las iglesias que decidieron planear y ejecutar un proyecto específico y contextualizado, para exponer sus logros.
¿Por qué la convocatoria?
María Eugenia Cornou, Directora Asociada y Gerente de Programa del CICW, compartió en detalle el porqué de esta iniciativa. Ella explicó que la organización intencionalmente decidió acudir a las iglesias hispanas debido al bajo número de congregaciones latinas que acceden a las becas que ofrece la Universidad de Calvin. Para esto, invitaron a Fernando Cascante, PhD, por la vasta experiencia que tiene con las congregaciones latinas.
Para el CICW, es importante trabajar con estas comunidades, que probablemente no tienen conocimiento o que no siempre tienen acceso a solicitar apoyo financiero, por diferentes motivos. “Nosotros queremos trabajar con la mayor cantidad de comunidades posibles y específicamente tenemos un compromiso de trabajar con las que están más marginalizadas, o que tienen menos acceso a los recursos. Por eso los incluimos,” dijo María.
Entonces, decidieron llevar a cabo este plan, enfocándose en una determinada área geográfica y convocaron a un diverso grupo de congregaciones. Entre las invitadas habían iglesias de todo tamaño y también congregaciones nuevas, jóvenes, o muy antiguas. Además, las comunidades de fe que fueron parte de esta convocatoria representaban a distintas denominaciones, como bautistas, presbiterianos, pentecostales, o metodistas, por mencionar algunas.
La Preparación
Lo que hizo el instituto fue proveer información al grupo participante acerca de las becas que estaban disponibles. Además, ofreció un entrenamiento detallado y específico, a fin de que los participantes supieran cómo acceder a ellas. Durante el primer encuentro, facilitaron también una guía apropiada para que pudieran plasmar las ideas acerca de cómo mejorar la adoración en sus congregaciones.
En este entrenamiento, no se interfirieron en los estilos o las formas. Se tenían en consideración a las distintas tradiciones y doctrinas de las iglesias que participaron. Esto contribuyó para que había un ambiente de respeto pero también de vulnerabilidad pero sobre todo de libertad. Ninguno de los pastores, pastoras, y líderes se sintieron condicionados a ejecutar un proyecto pre determinado. “Los parámetros tenían que ver con lo que era útil para las iglesias y lo que las iglesias entendían que eran necesarios para ellas”, puntualizó María.
Fernando Cascante añadió que parte del éxito se debe al ambiente relacional y de acompañamiento que caracterizó toda la experiencia. “Desde el principio hubo una comunicación directa y personal con cada líder y equipo de trabajo de cada congregación, a través de correos electrónicos y llamadas telefónicas. Además, las dos oportunidades de reunirse en persona que están integradas en programa (una al principio y otra al final) hicieron más rica y provechosa la experiencia para cada una de las 15 iglesias y casi 90 personas que participaron,” mencionó.
El otro elemento importante es la dimensión pedagógica y de desarrollo organizacional que se le dio la iniciativa. “El programa no consistió solamente en dar fondos para que un grupo de líderes de una congregación completara un proyecto particular. Quizás más importante aún fue proveer conocimientos y dar herramientas de planificación, trabajo en equipo y elaboración de presupuesto, para que los líderes de cada congregación pudieran seguir soñando nuevos proyectos y sintiéndose capaces para realizarlos,” puntualizó Fernando.
Los Resultados
Representantes de una quincena de congregaciones expusieron con detalle tanto los desafíos que habían enfrentado, como la bendición de los resultados obtenidos, gracias al apoyo financiero y a la guía del CICW. Para la Iglesia de Dios Casa Ebenezer, este proyecto ha traído un despertar en la adoración y vitalidad en la congregación. “Nos ha instruido a un conocimiento profundo y a la ejecución de la adoración bíblica, considerando la diversidad de la comunidad de fe. Aprendimos a ser intencionales en la planificación del servicio, y a integrar las artes y otras destrezas para adorar”, compartió un líder de la iglesia.
Por su parte, la Comunidad cristiana Nuevo Pacto cumplió con el objetivo de “crear espacios y experiencias para unificar a la congregación y miembros de la comunidad, a fin de experimentar la adoración y la espiritualidad, desde la cotidianidad, como una expresión de vida y comunión con lo divino.” Esto ha motivado a la congregación a la necesidad de tener espacios y prácticas de adoración y vida espiritual que promuevan relaciones interpersonales transparentes, “que son las que comunican verdaderamente a Dios”, dijeron. Además, continúan aprendiendo a contextualizar la adoración y la vida espiritual, para compartir de modos no tradicionales, pero si intencionales, “aunque eso implique romper los modelos preconcebidos y normalizados de la iglesia,” concluyeron.
A la Iglesia Metodista Unida Nuevo Pacto, el proyecto les condujo a hacer sus servicios de adoración trascendentes, para un grupo compuesto por personas de diferentes etnias, culturas y generaciones. “Esto ha enriquecido nuestras vidas. Hemos aprendido mucho unos de los otros. Hemos podido integrarnos como un solo cuerpo para adorar al Seño,” dijo un líder. Y a la Iglesia Morada de Justicia Ministries, les abrió inesperadas oportunidades de crecimiento. Les permitió que pudieran desarrollar los cambios apropiados para mejorar la experiencia de adoración en su propio contexto. Y ahora, el nuevo desafío es que ya no caben en su local.
Al expresar lo aprendido, las congregaciones compartieron también la importancia de incluir a toda la familia, especialmente a los más pequeños, y trabajar con la diversidad generacional y étnica. Además, enriquecer el culto creando nueva música relevante y cruzar fronteras raciales, con servicios bilingües.
Testimonios
Alexandra Santini, pastora de One Family Church de Orlando, quien participó en el programa, al compartir un devocional matutino en el segundo encuentro, destacó lo importante que es en este tiempo de tantas malas noticias, cargadas de tristeza, frustración y desesperanza, recibir un mensaje diferente. “Los que estamos aquí reunidos tenemos un mensaje de esperanza que compartir. Calvin nos reunió con el deseo de ayudarnos para que contribuyamos de forma efectiva a nuestra comunidad de fe, con el propósito de seguir siendo voceros en el mundo que tanto nos necesita, como colaboradores de Cristo. Y hoy tenemos la oportunidad de anunciar lo que pasó en nuestras iglesias y cómo fuimos dirigidos por el Espíritu Santo en cada proyecto, que fue, es, y será de transformación,” dijo la pastora.
Alexandra continuó su exposición a casi cien personas reunidas, diciendo que cada proyecto trajo un mensaje importante. Que cuando se unen como pueblo de Dios, son más fuertes porque tienen más cosas en común, más elementos que los separan. “Porque siempre hay espacios para crecer y desarrollarnos, porque Dios todavía cree en su pueblo y nos está dando recursos, humanos y económicos para continuar con nuestra labor de ser modelos de Jesús en la tierra, y convertirnos en agua fresca, para un mundo sediento,” añadió.
Por su parte, Leopoldo Sánchez, PhD, miembro de la Junta Directiva del 91, que estuvo presente en el encuentro, aparte de testimoniar el éxito que tuvieron al cumplir sus metas y objetivos, destacó la confianza y el respeto mutuo que se observó en la reunión. Pero no sólo eso sino también la naturaleza no competitiva y el espíritu de comunidad y de familia que marcó el evento. “Los participantes aprendieron unos de otros tanto en torno a la escucha activa como en los diálogos grupales y en las charlas informales, enriqueciéndose mutuamente con ideas y recursos,” dijo Leopoldo.
Para Leopoldo, el evento fue educativo, inspirador, y colaborativo. “Un verdadero regalo para las iglesias hispanas cuyas ideas y contribuciones son acertadas. Una iniciativa pionera de subvenciones. Un participante comentó que éste era el proyecto mejor concebido y ejecutado que había presenciado. Es testimonio de la cuidadosa y atenta orientación del personal de Calvin a lo largo del proceso,” finalizó.
The Vital 91, Vital Preaching Grant Program (organized by the 91 (CICW) concluded in Orlando, Florida amid feelings of trust, respect, and celebration. The second and final gathering was attended by representatives of participating churches, who shared their goals in planning and executing site-specific and contextualized projects with support from the program.
Why the Gathering?
María Eugenia Cornou (Associate Director and Program Manager of the CICW) explains that the organization intentionally decided to address Hispanic congregations because of how few of these communities have been able to access Calvin’s grants. Bringing in Fernando Cascante, PhD, was key in accomplishing this connection due to his vast experience with our Hispanic communities. For the CICW, it’s important to work with these communities, many of which either lack knowledge of financial advocacy or find obstacles in the process of financial solicitation, for various reasons. “We want to work with as many communities as possible and, specifically, we have a commitment towards working with those most marginalized, those who have less access to resources. This is why we included them,” shared María.
They decided to carry out this plan, focusing on a determined geographical area, bringing together a diverse group of congregations. This included churches of different sizes and newer congregations as well as much older ones. The faith communities that were able to form part of this gathering also represented different denominations, such a Baptist, Presbyterians, Pentecostals, and Methodists, to mention a few.
Preparations
What CICW did was provide information to participating groups about the scholarships available to them. CICW also offered a detailed and specific training session that empowered participants to access these funding opportunities with more ease. A framework was provided during the first gathering to help narrow down how the scholarship could be used to improve worship within one’s unique congregational setting.
In this training session, neither ecclesiastic style nor format were obstacles. Instead, the distinct traditions and doctrines brought forth by each participating church were taken into consideration. This contributed towards an environment of mutual respect and vulnerability, especially one that nourished free expression. None of the pastors or leaders were expected to execute an already predetermined project. “The parameters were related to what was most useful for each church and what each church felt was important for them,” emphasized María.
Fernando Cascante added that part of the success of the program was the relational character of the accompaniment, which was felt throughout the whole experience. “From the beginning, there was direct and personal communication with each leader and work team, through email and phone calls. Furthermore, the two opportunities for everyone to meet in person (one in the beginning and the end) enriched the experience for every one of the 15 churches and the almost 90 people who participated,” shared Fernando.
Other important dimensions of the program are its pedagogical elements and its organizational development. As Fernando said, “The program doesn’t just grant funding so that a group of congregational leaders may complete a particular project. Perhaps even more important than the latter is how it provides knowledge and planning tools, teamwork, and budgeting skills, so that leaders of each congregation may keep dreaming up new projects and feeling capable of realizing them.”
The Results
Representatives from 15 congregations expressed in detail the many challenges they had faced and the many blessings and results obtained, thanks to the financial support and guidance from the 91. For Iglesia de Dios Casa Ebenezer, this project inspired an awakening in the worship and vitality of their congregation. A church leader shared, “It has instructed us in a profound knowledge and towards the execution of biblical worship, taking into consideration the diversity of our faith community. We learned how to become intentional in the planning of our service and to integrate the arts and other forms of expression in worship.”
Comunidad Cristiana Nuevo Pacto reached their objective of “creating spaces and experiences to unify the congregation with community members in order to experiment with worship and spirituality as an expression of life and communion with the divine.” This has made the church aware of the need to create spaces and worship/spiritual practices that promote transparent interpersonal relationships, which they said “are the kind that truly communicate with God.” Further, they continue to learn how to contextualize worship and spiritual life, to share about it in nontraditional yet very intentional formats, “even if this would imply breaking with preconceived and normalized church models.”
For Iglesia Metodista Unida Nuevo Pacto, the project led them to design more transcendent worship services, for a congregation made up of people from diverse ethnicities, cultures, and generations. As a leader shared: “This has enriched our lives. We have learned much from one another. We’ve been able to integrate ourselves as one body to worship the Lord.” There is also the example of Iglesia Morada de Justicia Ministries, whose leaders felt that the program opened many unexpected opportunities for growth. It allowed them to develop necessary changes to improve the worship experience in their own context. The new challenge for them today is having outgrown their building.
In expressing what they learned, the congregations involved also shared about the importance of including the whole family (especially the younger ones) and of working with (and not against) generational and ethnic diversity. In addition, they shared that it is important to enrich worship by creating relevant new music and that bilingual services helped them overcome racial boundaries.
Testimonies
Alexandra Santini, pastor of One Family Church in Orlando, emphasized how important it is to receive a different message during these times of so much bad news, charged with sadness, frustration, and demise. “Those of us who have gathered have a message of hope to share. Calvin brought us together, wishing to help us contribute effectively to our faith communities, so that we may continue being spokespeople in a world that needs us as collaborators of Christ. And today we have the opportunity to testify about what took place in our churches and how we were guided by the Holy Spirit in each project, which was, is, and will be transformative."
Santini continued to share her testimony before the almost 100 people present, reporting that every project brought forth an important message. When they unify as one people of God, they become stronger, because there is more in common than that which might separate them. Santini said, “It’s because there are always areas to grow and develop, because God still believes in his people and is giving us resources, human and economic, to continue our work of being Christlike on Earth, and transform ourselves into fresh water for a parched world.”
Apart from giving testimony about the success of the program’s goals and objectives, Leopoldo Sánchez, PhD, (CICW board member) celebrated the trust and mutual respect that he observed during the gathering. Not only that but he also shared about the non-competitive nature and communal spirit that he felt at the event. “The participants learned from one another, as active listeners in group dialogues, informal discussions, mutually enriching each other with ideas and resources.”
For Leopoldo, the event was educational, inspiring, and collaborative. “It was truly a gift for Hispanic churches whose ideas and contributions were affirmed,” he said. “It was a pioneering initiative in funding models. One participant commented that this was the most well-conceived and executed project they had ever experienced. This is a testament to the careful and attentive approach from Calvin’s personnel throughout the entire process.”